La Vaquilla o Fiesta de los Quintos:
20 de enero
La Vaquilla, también denominada Fiesta de los Quintos, que tiene lugar el 20 de enero, se trata de una celebración ancestral que se comenzó como un ritual de iniciación masculina en el que los jóvenes debían superar dos pruebas: por un lado, ahuyentar a los malos espíritus que habían llegado la noche de todos los Santos, recorriendo el pueblo con grandes cencerros atados a la espalda. Y por otro lado, el sacrificio de un toro, tótem mediterráneo que con su sangre debe fertilizar la tierra y asegurar que en el mes de mayo se diera una abundante cosecha.
El toro o “vaquilla” que va a ser sacrificado se realiza con un armazón de madera, que se reviste con almohadones, cojines, mantones de Manila, sábanas y lazos de vivos colores. Se remata con dos astas y una testuz de terciopelo negro que con espejos y collares conforman la cabeza del animal.
A la vaquilla la acompañan dos vaqueros vestidos con traje campero cordobés, y varios “curramaches”, muchachos ataviados con ropas estridentes y grandes cencerros atados a la cintura, que van avisando con el ruido de la llegada de la vaquilla. Ese día, por la tarde, todos ellos recorren el pueblo y finalmente, la estrepitosa comitiva llega a la plaza del pueblo, y dos tiros de escopeta al aire anuncian la muerta ficticia del animal.
La fiesta finaliza con el tradicional reparto del pan de anís entre todos los vecinos y un baile.
Los Mayos:
1 de Mayo
Se trata de una antigua tradición vinculada a la fertilización y al origen del verano, además del culto al árbol. Su importancia radica en que el 1 de mayo era el día en el que oficialmente comenzaba el verano tradicional, no el astronómico.
La noche del 30 de abril al 1 de mayo, los mozos (mayos) cantaban “los mayos” en la puerta de la iglesia para emparejarse con las mozas (mayas). Al día siguiente había un baile en la plaza con los mozos emparejados. Terminada esta ceremonia, se buscaba un árbol en el campo y se levantaba en la plaza del pueblo, que se decoraba con coronas de peonías y diferentes flores o ramas.
También era habitual engalanar el pórtico de la iglesia y algunas calles del pueblo con grandes arcos de flores y ramas.
Fiestas Patronales:
29 y 30 de septiembre
Pedrezuela celebra sus fiestas patronales en honor de San Miguel Arcángel y del Santísimo Cristo de la Misericordia. Esos dos días son los oficiales de fiesta local de Pedrezuela y las festividades más importantes y arraigadas del municipio.
San Miguel Arcángel es el santo más antiguamente documentado en Pedrezuela (1562). Aunque anteriormente el patrón de la villa era San Roque, su festividad caía en agosto, en plena actividad agrícola, y por tanto, era incompatible su celebración. Eso hizo que decayese a favor del patrón de la iglesia.
La festividad del Santísimo Cristo de la Misericordia parece ser de finales del siglo XIX y comienzos del XX, probablemente ligada a la adquisición de su imagen para la iglesia del municipio.
31 octubre. Noche de Todos los Santos
En Pedrezuela es tradición juntarse en la noche del 31 de octubre con familia y amigos y comer puches.
¿Y qué son los puches? Son un postre tradicional típico del día de todos los santos, realizado a base de harina, azúcar y anís, entre otros ingredientes, que se suele acompañar de picatostes.
Para los que no los conozcáis y para todos aquellos que os queráis animar a hacerlos, dos vecinos de Pedrezuela que tienen un canal de cocina, han preparado esta receta en este enlace de vídeo de Youtube.
Festividad de la Carta Puebla:
3 de diciembre
Con esta celebración se conmemora la fecha del Privilegio de Repoblación que en 1331 supone el punto de partida de la historia de este pueblo.
El 3 de diciembre de ese año fue una fecha clave para Pedrezuela, porque el Concejo de la Comunidad de Villa y Tierra de la Ciudad de Segovia se reunió en la Iglesia de San Miguel de esa ciudad para otorgar un privilegio de repoblación a su aldea de Pedrezuela, privilegio que es conocido como la Carta Puebla de Pedrezuela.
Las cartas pueblas eran unos documentos que otorgaban una serie de condiciones ventajosas a los pobladores, con el fin de facilitar y promover la repoblación de esa zona. En el caso de Pedrezuela se les dispensaba del pago de cualquier impuesto durante los diez primeros años a todos los que fuesen a vivir allí. Pedrezuela quedó así asentada en los alrededores del único puente que cruzaba el torrencial río Guadalix.
El documento original de la Carta Puebla de 1331 se conserva en los archivos municipales.